La pregunta: “¿Qué quiero hacer con mi vida?”, en lo profesional, es la que más dolores de cabeza me ha dado y es, sin duda, a la que más tiempo le he dedicado en responder…
Estudié periodismo, sé inglés y algo de finanzas. Trabajé como periodista en medios escritos, hice clases en una universidad, trabajé en una embajada, un “family office” y un banco de inversión…
…. siempre con la sensación de no estar en “lo mío”.
Era de las que odiaba todo lo relacionado con ventas y marketing. Para mí, eran sinónimo de mensajes engañosos y personas que te acosan o manipulan para comprar cosas que no quieres.
Pero una idea me hizo cambiar de opinión:
“Ayudar a reducir el uso de la contaminante bolsa plástica”.
Me entusiasmé tanto que me embarcarqué en mi primer emprendimiento: vendí bolsas de tela e hice una campaña para motivar a la gente a reemplazar el uso de bolsas plásticas por bolsas de tela.
Con mi socia de aquel entonces, nos fue bien.
Creamos un sitio web, nos entrevistaron en televisión y diarios y muy pronto captamos la atención de empresas, que compraron nuestras bolsas y querían ser parte de esta causa.
Los pedidos se desbordaron.
El problema fue que no estábamos preparadas para producir tantas bolsas en tan poco tiempo. No teníamos la gente necesaria. Fue abrumador, porque además yo trabajaba de 9 a 18 h en otro lado. No tenía vida. Por mi salud mental, renuncié.
Pese a todo, esta experiencia me sirvió para dejar atrás mis prejuicios y entender que el marketing y las ventas se pueden hacer con honestidad, respeto y cuidado hacia quien te diriges. También, para descubrir que esta área se me daba bien.
Aún así, no me creí el cuento.
Seguí con mi trabajo de 9 a 18 h. Luego, fui mamá y mi vida era correr todo el día, ver poco a mi hija y trabajar para pagar las cuentas.
Algunas veces soñaba con volver a emprender, pero me acordaba de la angustia que sentí por no poder responder a tantos pedidos… y rápidamente descartaba la idea.
Cuando vino la pandemia y pude trabajar desde la casa, me quedó claro lo que quería.
Quería estar con mi familia, tener la libertad de trabajar desde donde quisiera, en el horario que quisiera y ser independiente.
Por eso, cuando mi jefe de ese entonces me pidió volver a la oficina, me grité a mi misma: ¡NO QUIERO!
Ya no podía volver a lo de antes. Tenía que hacer un cambio. Y lo hice!
La idea de emprender tomó fuerza de nuevo. Pero… ¿qué producto o servicio ofrecer?
…No tenía la menor idea.
Sólo cuando me tomé el tiempo necesario para pensar, aprender más de mí, trabajar mis miedos y lanzarme, comencé a encajar las piezas del puzzle.
Sabía que quería ofrecer un servicio online y/o un producto digital. Algo que dependiera de mí, de mis conocimientos y habilidades.
Aún sin tener claro qué ofrecer, empecé a escribir sobre autoconocimiento en lo profesional y para emprender. Es decir, sobre el proceso que estaba viviendo.
En el camino, descubrí la redacción publicitaria o Copywriting y entendí lo importante que es la escritura para impulsar y sostener un negocio.
Me di cuenta que lo había aplicado -sin saber qué era- durante mi emprendimiento de las bolsas. Y todo comenzó a tener sentido.
Entonces, me dediqué a estudiar, a leer cada libro que se me cruzó, a practicar y compartir lo que sé.
Y comprendí que “lo mío” es ayudar a otros emprendedores a impulsar sus negocios a través de contenido estratégico y escritura de alto impacto.
Escribir es pensar. Conectar con quien eres y saber expresar tus ideas con confianza es clave para que tu proyecto se convierta en lo que anhelas.
Estaré feliz de acompañarte en este camino con consejos sobre redacción, storytelling, marcos y estrategias.
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Escribir con confianza vale oro…
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Cada dos semanas envío un email donde comparto ideas sobre copywriting, storytelling y branding, que te ayudarán a impulsar tu negocio a través de contenido estratégico y escritura de alto impacto.