Volver a ser principiante: una intimidante decisión

Antes de dejar mi último trabajo, no sabía qué quería hacer laboralmente. Me sentía perdida.

Busqué ayuda con un coach, con quien exploré algunas ideas. Leí todo lo que encontré al respecto, conversé con una amiga que había pasado por un proceso similar e incluso tomé un curso para encontrar mi camino profesional…

Sabía que NO quería volver a trabajar de forma dependiente, cumpliendo horarios y teniendo que ir a una oficina todos los días. Sabía que quería emprender, pero no sabía en qué.

Más tarde, me di cuenta de que me había estado pisando la cola durante demasiado tiempo… porque en el fondo sí sabía en qué quería emprender, sólo que me daba miedo intentarlo.

No sentía la confianza ni siquiera para planteármelo en serio, menos para arriesgarme a empezar algo que dependería 100% de mí.

Pero sobre todo, me intimidaba la idea de volver a ser principiante.

¡Y con razón! Empezar algo implica aprender nuevas habilidades. Eso significa aceptar que al principio seguramente lo haré mal y que el proceso puede ser lento y humillante.

Asumir que otras personas de mi edad, o más jóvenes que yo, estarán mucho más adelantadas en el tema que elegí.

Además, implica adaptarme a vivir con menos ingresos durante un tiempo, sin tener la certeza de que eventualmente podré ganarme la vida haciendo esto.

Por eso, no es extraño que muchas personas desistan de la idea de lanzarse a una nueva aventura laboral. Sobre todo a quienes les gusta obtener resultados concretos rápidamente y progresos claros.

O, como en mi caso, que inventamos excusas para no intentarlo, por ejemplo, el “no saber qué quiero” o mis prejuicios por la mala fama del marketing…

Asumir el costo

Pero, ¿cuál es el costo de NO invertir tiempo y dignidad en algo que realmente te importa y entusiasma? ¿Independiente de la etapa en la vida en que estés?

La idea de llegar al final de mis días y arrepentirme por no haberlo intentado creo que me asustó más.

La curiosidad por saber ¿cómo sería mi vida si me hubiera atrevido? también pesó más en mi decisión.

También pesó el hecho de que hoy tengo la posibilidad de hacerlo y que cuento con el apoyo de mi pareja.

Tengo claro que cualquier cosa que vale la pena toma tiempo, por eso mi plan es darme dos años. Y si no resulta, siempre podré volver a emplearme en otra cosa.

Nada garantiza que tendré los resultados que quiero, pero ya permitirme esta oportunidad para mí es un logro.

Además, lo aprendido y lo bailado no me lo quitará nadie. : )